El objetivo del blanqueamiento dental es eliminar las manchas externas de los dientes causadas por la acción del tabaco y los pigmentos contenidos en los alimentos y bebidas, especialmente si no se mantiene una higiene dental adecuada. En el esmalte de los hay millones de poros microscópicos que, con el tiempo, permiten el paso de compuestos orgánicos de modo que penetran en la dentina y provocan el proceso de decoloración.

Una limpieza de boca periódica (cada seis meses) y el uso habitual de pasta de dientes blanqueadora podría mantener la coloración natural de los dientes. De lo contrario las manchas se harán persistentes e intensificarán su coloración, siendo en tal caso el blanqueamiento dental o la colocación de carillas y fundas las únicas posibilidades de lograrlo.

El tratamiento para el blanqueamiento dental se basa en el uso de los llamados agentes blanqueadores, generalmente peróxido de carbamida y peróxido de hidrógeno, presentes en el gel de aplicación a diferentes concentraciones. Estos geles actúan haciendo que el oxígeno penetre a través de los poros del esmalte y llegue a la dentina, provocando la descomposición de los compuestos orgánicos atrapados en ella en pequeñas partículas que reflejan mejor la luz y, como consecuencia, aclaran el color de los dientes.